Venres, 8 de maio

¡Ola, moi bos días! ¿Todos ben?

Ao mellor xa o dixemos algún día, pero se alguén ten algunha dúbida, quere preguntar algo ou facer algún comentario sobre os traballos que propoñemos ou sobre outros temas, podedes facelo nos Comentarios. Hai persoas que xa o fan habitualmente e que se dan conta dos erros nas correccións e nolo din; é algo que agradecemos.

Só poñemos as respostas de Matemáticas e de algúns exercicios de Lengua ou Lingua que nos parecen máis difíciles, pero se tedes dúbidas noutros exercicios, por suposto que podedes e debedes preguntalas.

Aquí están as solucións de Matemáticas de onte:

Página 121:

Ejercicio 21:

1,50 m = 1 m + 50 cm = 150 cm
2,18 m = 2 m + 18 cm = 218 cm
2,05 m = 2 m + 5 cm = 205 cm
5,08 m = 5 m + 8 cm = 508 cm
0,50 m = 0 m + 50 cm = 50 cm

Ejercicio 22:

Pedro mide 1 m y 30 cm
Pedro mide 130 cm

E agora os traballos para hoxe:

Matemáticas:

Página 121: Ejercicio 23
Página 126: Ejercicio 1 (las dos divisiones de abajo)

Naturais:

Páxina 74: Le esta páxina un par de veces.

Lengua:

Lee la lectura dos veces: unha vez  en voz baja y otra en voz alta con la entonación y las pausas adecuadas. Copia las 3 palabras del Vocabulario (si te funciona el enlace). 
Es la lectura del tema 11, por si alguien tiene los libros del tercer trimestre en casa.

Las princesas bailarinas

Leer y comprender

ANTES DE LEER

• Observa los dibujos de la lectura. ¿Qué imaginas que es lo que más les gusta a las protagonistas?

Había una vez un rey que tenía doce hijas muy bellas. Todas dormían en una habitación, en doce camas una al lado de la otra. Cada noche el rey cerraba el dormitorio con llave. Pero a la mañana siguiente, los zapatos de todas las princesas aparecían desgastados, sin que nadie supiera cómo había ocurrido.

Furioso, el rey hizo saber que quien descubriera adónde iban sus hijas por la noche podría escoger a cualquiera de ellas por esposa y convertirse en rey cuando él muriera. Y para ello, les daba de plazo tres días.

El primero en intentarlo fue un príncipe. Pero tan pronto como se sentó en el dormitorio, empezó a tener sueño y en menos de un minuto estaba profundamente dormido.

Y cuando a la mañana siguiente abrió los ojos, descubrió que las suelas de los zapatos de las princesas estaban agujereadas. Y lo mismo ocurrió durante las tres noches.¹

Muchos jóvenes acudieron a probar suerte, pero ninguno consiguió averiguar adónde iban las princesas por la noche.

Un día llegó al reino un soldado que regresaba a casa de la guerra. Al atravesar el bosque cerca del castillo del rey se encontró con una ancianita que le preguntó adónde se dirigía.

–Me gustaría descubrir dónde van las princesas por la noche.²

–Lo conseguirás si haces lo que yo te diga –le respondió la anciana–. Cuando te quedes con las princesas, una de ellas te ofrecerá un vaso de agua y tú debes fingir que te lo tomas y que te quedas dormido –y la anciana sacó entonces de su bolsa una capa de un tejido suave de color gris–. Después, ponte esta capa, que te hará invisible, y podrás seguir a las princesas adonde vayan.

El soldado cogió la capa y la metió en su mochila, y cuando se volvió para darle las gracias a la anciana, ya no vio a nadie.

Cuando llegó al castillo, todo ocurrió exactamente como la anciana le había dicho. Y, siguiendo el plan, cuando nadie lo miraba, el soldado tiró el agua con disimulo. Después se sentó en una silla y empezó a bostezar. Al cabo de unos minutos estaba roncando sonoramente, como si estuviera dormido.

La mayor de las princesas se acercó a él para comprobar que dormía, y le dijo a sus hermanas que era como todos los demás.

Entonces, las princesas se pusieron sus maravillosos vestidos y sus nuevos zapatos. Mientras se arreglaban, todas saltaban de alegría menos la pequeña, que parecía sospechar algo.

–Aquí hay algo que no va bien –dijo.

–Tonterías –le contestó la mayor–. Siempre tienes miedo.

Entonces dio una palmada y su cama desapareció bajo el suelo, y quedó al descubierto un tramo de escaleras.

Una tras otra, las princesas desaparecieron escaleras abajo y, cuando la última se hubo marchado, el soldado se levantó de un salto, se puso la capa que le había dado la anciana y las siguió.

El invisible soldado siguió a las doce princesas por una resplandeciente avenida de árboles. Al mirar las hojas de cerca, el soldado descubrió que todas eran de diamantes, de oro y de plata. Así que, para quedarse con una prueba de que había pasado por aquel lugar, arrancó una ramita de cada.³

Después del paseo, llegaron a un lago en el que había doce barcas con doce apuestos príncipes esperando para llevarlas a la otra orilla. El invisible soldado subió a la barca de la princesa más pequeña.⁴

Al llegar a la otra orilla entraron en un castillo y las doce princesas y los doce apuestos príncipes se pusieron a bailar. Bailaron y bailaron sin cesar durante muchas horas, y el invisible soldado bailó también, aunque sin pareja.

A las tres de la madrugada las princesas tenían los zapatos destrozados de tanto bailar, así que los príncipes las llevaron a la orilla opuesta del lago.

Esta vez el soldado subió a la barca de la mayor de las princesas, y no se separó de ella cuando volvieron a pasar por la avenida de árboles con hojas de diamantes, de oro y de plata, ni al subir las escaleras que llevaban al dormitorio de las princesas.

Al llegar, el soldado las adelantó y se puso en la silla.

–Todo está en orden –dijo la princesa mayor al escuchar los ronquidos del soldado. Entonces dio una palmada y la cama reapareció, guardaron sus vestidos de baile, tiraron sus destrozados zapatos bajo la cama y se acostaron.

Cuando el rey abrió la puerta por la mañana, el soldado no dijo nada, y volvió a seguir a las princesas dos noches más. Todo sucedió del mismo modo.

La tercera y última noche, el soldado cogió una copa de oro del castillo. Y, cuando a la mañana siguiente, el rey abrió la puerta, el soldado se lo contó todo y le enseñó las pruebas.

–Pero, ¿y cómo es que destrozan los zapatos de ese modo? –le preguntó con asombro el rey.

–Porque se pasan la noche bailando con doce príncipes –contestó el soldado.

Y el soldado, como recompensa, pudo escoger a una por esposa y, años después, se convirtió en un buen rey.

Hermanos Grimm: "Las doce princesas bailarinas", en La Bella y la Bestia y otros cuentos maravillosos (adaptación). Barcelona, Ed. Vicens Vives, 2014.

MIENTRAS LEES

• ¿Qué crees que hacen las princesas por las noches?
• ¿Cómo piensas que las princesas consiguen que no las descubran?
• ¿Qué habrías hecho tú para quedarte alguna prueba?
• ¿Quiénes creéis que son los apuestos príncipes y por qué se reúnen con las princesas cada noche?

VOCABULARIO

disimular: hacer algo a escondidas para que nadie se dé cuenta.

sospechar: tener una idea sobre algo pero sin poder demostrarlo.

resplandeciente: muy brillante.

Lingua: 

Lembra a lectura O conto das babuchas e responde as preguntas no caderno (podes volver ler a lectura):

• En que cidade ten lugar este conto?
• A que país pertence na actualidade?
• Que adoitaban facer os mercadores cando cerraban un bo negocio?
• Por que agocha as babuchas o encargado do calzado?
• Que sucede coa rede dos pescadores cando pescan as babuchas de Abu-Cassem?
• Quen recibe o golpe dunha babucha na cabeza?
• Como soluciona Abu-Cassem o problema que ten coas súas babuchas?
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• Aquí vos queda un vídeo para facer debuxos. Intentádeo. Nos Comentarios, indicádenos que animal debuxastes (o que mellor vos saiu ou o que máis vos gustou)

https://www.youtube.com/watch?v=yVoVzrt2zq4

¡Boa fin de semana!